Algo para saber de quién fuera Ernesto Aloisi
Ernesto Aloisi es el hombre de camisa blanca
Artista plástico reconocido, en el Pdo. de San Isidro, como uno de sus dilectos paisajistas y muralistas. Dominaba varias disciplinas dentro de la plástica y llegó a ubicarse entre los más grandes escultores de Buenos Aires.
Sus obras escultóricas están inmortalizadas en plazas de Santa Teresita, Mar de Ajó y Museos, entre otros.
Aquí una breve reseña de su obra:
Monumento al Gral. San Martin
Por iniciativa del Instituto Sanmartiniano de Santa Teresita, este monumento fue inaugurado el 24 de Septiembre de 1996. La escultura, realizada en metal desplegable, madera y cemento, es obra del Señor Ernesto Aloisi, artista local residente en la localidad de San Bernardo del Tuyú. En su base contiene una urna con tierra de la gesta libertadora, es decir, de todos los países en que intervino el Ejército de los Andes. Fue recogida por los Sres. Mariano Galdós y José Antonio Milano, integrantes del Instituto Sanmartiniano en año 1988 y contiene tierras de Argentina, Perú, Chile, Ecuador, España (donde nació el padre de San Martín) y Francia (Boulogne Sur Mer, lugar donde fallece el general). Detrás se pueden observar 5 banderas: Chile - Ecuador - Perú - Uruguay y Bolivia. Y sobre el monumento nuestro Pabellón Nacional. Está ubicado en Av. 41 y Costanera.
Grupo escultórico al perrro bombero Pitón
"Pocos animales han pasado al bronce. Entre los héroes del bestiario nacional, Alfonso José Cátulo quiere recordar a Pitón, que está inmortalizado en el Monumento al Bombero Voluntario de Mar de Ajó, en el Partido de la Costa. En la plazoleta República de Ecuador aparece su figura con aires de prócer y una placa destaca su pasado de gloria: "Completa la escena el perro Pitón, que se suma a los recuerdos del viejo cuartel de Mar de Ajó. Participó en todas las salidas de emergencia como un bombero más hasta su desaparición. Su ausencia aún no ha sido cubierta". El grupo escultórico fue inaugurado el 23 de diciembre de 1995 y es obra del artista plástico local Ernesto Aloisi."
HISTORIA EN EL CLUB
El Fútbol en el Club San Fernando (VER AL PIE)
Hacia 1909 la oferta deportiva, en San Fernando se limitaba al Club Atlético San Fernando, ya que los dos clubes de peso, el Social Unión y el Fénix Club Gimnasia y Esgrima, competían por la supremacía desplegando una intensa vida social.
Un grupo de inquietos futbolistas, formado por Juan Magaldi, Juan Kay, Américo Garoppo y Juan Alvarez era lograr la afiliación a la Asociación Argentina de Fútbol. Dado que el Club Tiro Federal Argentino no podía prestarles colaboración, un año después pidieron al Club Social Unión, que les permitiera realizar una asamblea en sus salones el 25 de noviembre. Con asistencia del grupo mencionado y de R. Avila, A. Ferrari, A. Lasalle, F. Gonzalez, A. Berreta y otros, se eligió la comisión Directiva del recién nacido Club Atlético San Fernando. De esta forma nace el Club Atlético San Fernando fundado el 25 de noviembre de 1905, por un núcleo de socios del Club Tiro Federal Argentino que practicaban fútbol fuera de esa entidad (en los terrenos que luego se instalara la cervecería Quilmes).
Aceptado por la "Asociación Argentina" el Atlético participó de encuentros internacionales contra Nacional de Montevideo, Palmira, y Club Náutico Carmelo.
Cruzaban el charco con el "Principio", vapor que de surcar arroyos del Delta se atrevió, con los jugadores del Atlético, la odisea de surcar por vez primera el Río de la Plata y el Uruguay. Las calderas del vapor alimentadas por pura leña deltense, superaban las ocho horas de travesía.
En el año 1919 dicho club logra el ascenso a la división intermedia, al vencer al Club del Plata 2 a 1 en cancha de Independiente.
Al poco tiempo de fundado, el Atlético se quedo sin campo de juego a causa de que el baldío que oficiaba como tal le fue solicitado por su dueño. El padre de Juan Magaldi, Don Gerardo, puso a disposición del club el terreno actualmente ocupado por la cancha N °1 del Club San Fernando que con título precario de propiedad, le había otorgado la municipalidad en pago de una deuda. Allí fue la sede del Atlético. Una casilla de madera imposible de desarmar, trasladada por los socios en una carreta de bueyes.
Recordaba Juan Magaldi que la nueva cancha era en realidad un pajonal, que hubo que limpiar y rellenar a puro pulmón para dar comienzo a los partidos oficiales.
A fines de la década del diez, la Municipalidad consideró saldada la deuda contraída con Gerardo Magaldi, anuló el título de propiedad y solicitó la entrega del terreno. Todo el Atlético se negó, se sucedieron manifesta ciones callejeras. La oposición desplegada logró no solo que se dejara sin efecto el desalojo sino que se le concediera al club el terreno ocupado por el corralón.
Dos años mas tarde, el fútbol nacional se dividía en Asociación Amateur y la Asociación Argentina. El Atlético consiguió el ascenso y en consecuencia el dilema era conseguir mejoras para ser habilitados para jugar en la categoría superior.
Con el ascenso, el Atlético debía dotar a la cancha con tribunas, cerco de alambre y demás requisitos para su habilitación en la máxima categoría.
Para solucionarlo se gestó la idea de fusionar el Atlético con el Social Unión y el Fénix Club de Gimnasia y Esgrima, solo el primero aceptó dicha fusión.
Eran amateurs, aficionados de pura estirpe, buscaban como única recompensa que los colores de su club encabezaran la lista futbolera brillando entre los mejores equipos. Así lo entendieron los socios del Atlético y el Social Unión, argumentando la necesidad de formar una entidad sanfernandina que satisficiera las expectativas deportivas y náuticas.
Las comisiones directivas de ambos clubes convocan una Asamblea Extraordinaria para el 3 de Marzo de 1923, a fin de aprobar los estatutos, elaborados por una comisión encabezados por Francisco B Charlín y elegir a las nuevas autoridades que regirían el destino del Club San Fernando, además de su comisión de Foot-Ball.
La vieja cancha de fútbol y su sede social fueron hechas a pulmón. Su primera sede social funcionó en el vaporcito “Racha” que cansado de deambular por ríos y arroyos del Delta asentó su quilla en tierras anegadas del club, la mira de los socios en ese momento es llegar a orillas del Río Lujan para despertar la práctica del remo.
El fútbol fue la actividad promotora del Club San Fernando, puesto que uno de los clubes que se fusionó para formarlo, el Atlético San Fernando, contaba con una prestigiosa Primera división que intervenía en los campeonatos de la Asociación Argentina de Fútbol. El Atlético además de aportar el equipo de Primera división cedió todo su predio. Contribuyó, también, con otro aporte muy caro a nuestros sentimientos, su emblema con los colores azul, blanco, y verde que simboliza seriedad pureza y esperanza, adoptado como bandera por el Club San Fernando.
Don Juan Magaldi, el grande de nuestro Fútbol, fue quien logró el pase a Primera división en 1922, todo un sueño en aquella época cuando incorporó al excelente jugador “ el Negro Luis ” Luis Gregorio Pérez , al equipo de esa entidad .
Valga como anécdota: cuándo Don Juan le anunció al presidente del Atlético que tenía al “Negro Luis”, que jugaba en la tercera del Tigre Júnior, el presidente le manifestó que debía elegir entre traer al Negro o su continuidad en la presidencia. Magaldi con su alma ciento por ciento futbolera, le respondió “ mira yo prefiero traer al Negro para reforzar el equipo aunque vos dejes la presidencia” y así fue, por tal motivo se eligió un nuevo presidente.
En 1931 al implantarse al profesionalismo, el Club San Fernando decide, por asamblea, desafilarse de la Asociación Argentina de Futbol, cerrar un ciclo y dar paso a un fútbol de competencias internas con algunas incursiones en campeonatos organizados por federaciones amateurs o Inter-clubes.
En 1932 se afilia a la Unión Argentina de Fútbol, e inscribe tres equipos Primera y Segunda división y cadetes.
En 1950 se clasifica campeón del torneo de la Unión Argentina de fútbol.
En 1953 se realiza el primer torneo interno con una inscripción de equipos que rebalsa todos los cálculos previstos. Frente a semejante recepción la C.D. resuelve apartarse de los torneos de la Unión Argentina de Fútbol, ya que la mayoría de aficionados quedaban afuera por falta de competencias internas. El último equipo que participo en el profesionalismo lo integraban: Poggi, Rossi, De Vicente, Saint Estévez, Brizuela, Alonso, Girola, Ramos , Ferrara, Luppo y Poletti.
Entre los años 1954 y 1963 se realizan torneos internos separando los equipos por categorías. Esa modalidad de competencia se transformó en la principal actividad de este deporte y que llega hasta nuestros días.
En 1992 se inaugura el Quincho de Fútbol.
En 1993 artista plástico sanfernandino: Aloisi Ernesto crea un Logo de Fútbol.
Artista plástico reconocido, en el Pdo. de San Isidro, como uno de sus dilectos paisajistas y muralistas. Dominaba varias disciplinas dentro de la plástica y llegó a ubicarse entre los más grandes escultores de Buenos Aires.
Sus obras escultóricas están inmortalizadas en plazas de Santa Teresita, Mar de Ajó y Museos, entre otros.
Aquí una breve reseña de su obra:
Monumento al Gral. San Martin
Por iniciativa del Instituto Sanmartiniano de Santa Teresita, este monumento fue inaugurado el 24 de Septiembre de 1996. La escultura, realizada en metal desplegable, madera y cemento, es obra del Señor Ernesto Aloisi, artista local residente en la localidad de San Bernardo del Tuyú. En su base contiene una urna con tierra de la gesta libertadora, es decir, de todos los países en que intervino el Ejército de los Andes. Fue recogida por los Sres. Mariano Galdós y José Antonio Milano, integrantes del Instituto Sanmartiniano en año 1988 y contiene tierras de Argentina, Perú, Chile, Ecuador, España (donde nació el padre de San Martín) y Francia (Boulogne Sur Mer, lugar donde fallece el general). Detrás se pueden observar 5 banderas: Chile - Ecuador - Perú - Uruguay y Bolivia. Y sobre el monumento nuestro Pabellón Nacional. Está ubicado en Av. 41 y Costanera.
Grupo escultórico al perrro bombero Pitón
"Pocos animales han pasado al bronce. Entre los héroes del bestiario nacional, Alfonso José Cátulo quiere recordar a Pitón, que está inmortalizado en el Monumento al Bombero Voluntario de Mar de Ajó, en el Partido de la Costa. En la plazoleta República de Ecuador aparece su figura con aires de prócer y una placa destaca su pasado de gloria: "Completa la escena el perro Pitón, que se suma a los recuerdos del viejo cuartel de Mar de Ajó. Participó en todas las salidas de emergencia como un bombero más hasta su desaparición. Su ausencia aún no ha sido cubierta". El grupo escultórico fue inaugurado el 23 de diciembre de 1995 y es obra del artista plástico local Ernesto Aloisi."
HISTORIA EN EL CLUB
El Fútbol en el Club San Fernando (VER AL PIE)
Hacia 1909 la oferta deportiva, en San Fernando se limitaba al Club Atlético San Fernando, ya que los dos clubes de peso, el Social Unión y el Fénix Club Gimnasia y Esgrima, competían por la supremacía desplegando una intensa vida social.
Un grupo de inquietos futbolistas, formado por Juan Magaldi, Juan Kay, Américo Garoppo y Juan Alvarez era lograr la afiliación a la Asociación Argentina de Fútbol. Dado que el Club Tiro Federal Argentino no podía prestarles colaboración, un año después pidieron al Club Social Unión, que les permitiera realizar una asamblea en sus salones el 25 de noviembre. Con asistencia del grupo mencionado y de R. Avila, A. Ferrari, A. Lasalle, F. Gonzalez, A. Berreta y otros, se eligió la comisión Directiva del recién nacido Club Atlético San Fernando. De esta forma nace el Club Atlético San Fernando fundado el 25 de noviembre de 1905, por un núcleo de socios del Club Tiro Federal Argentino que practicaban fútbol fuera de esa entidad (en los terrenos que luego se instalara la cervecería Quilmes).
Aceptado por la "Asociación Argentina" el Atlético participó de encuentros internacionales contra Nacional de Montevideo, Palmira, y Club Náutico Carmelo.
Cruzaban el charco con el "Principio", vapor que de surcar arroyos del Delta se atrevió, con los jugadores del Atlético, la odisea de surcar por vez primera el Río de la Plata y el Uruguay. Las calderas del vapor alimentadas por pura leña deltense, superaban las ocho horas de travesía.
En el año 1919 dicho club logra el ascenso a la división intermedia, al vencer al Club del Plata 2 a 1 en cancha de Independiente.
Al poco tiempo de fundado, el Atlético se quedo sin campo de juego a causa de que el baldío que oficiaba como tal le fue solicitado por su dueño. El padre de Juan Magaldi, Don Gerardo, puso a disposición del club el terreno actualmente ocupado por la cancha N °1 del Club San Fernando que con título precario de propiedad, le había otorgado la municipalidad en pago de una deuda. Allí fue la sede del Atlético. Una casilla de madera imposible de desarmar, trasladada por los socios en una carreta de bueyes.
Recordaba Juan Magaldi que la nueva cancha era en realidad un pajonal, que hubo que limpiar y rellenar a puro pulmón para dar comienzo a los partidos oficiales.
A fines de la década del diez, la Municipalidad consideró saldada la deuda contraída con Gerardo Magaldi, anuló el título de propiedad y solicitó la entrega del terreno. Todo el Atlético se negó, se sucedieron manifesta ciones callejeras. La oposición desplegada logró no solo que se dejara sin efecto el desalojo sino que se le concediera al club el terreno ocupado por el corralón.
Dos años mas tarde, el fútbol nacional se dividía en Asociación Amateur y la Asociación Argentina. El Atlético consiguió el ascenso y en consecuencia el dilema era conseguir mejoras para ser habilitados para jugar en la categoría superior.
Con el ascenso, el Atlético debía dotar a la cancha con tribunas, cerco de alambre y demás requisitos para su habilitación en la máxima categoría.
Para solucionarlo se gestó la idea de fusionar el Atlético con el Social Unión y el Fénix Club de Gimnasia y Esgrima, solo el primero aceptó dicha fusión.
Eran amateurs, aficionados de pura estirpe, buscaban como única recompensa que los colores de su club encabezaran la lista futbolera brillando entre los mejores equipos. Así lo entendieron los socios del Atlético y el Social Unión, argumentando la necesidad de formar una entidad sanfernandina que satisficiera las expectativas deportivas y náuticas.
Las comisiones directivas de ambos clubes convocan una Asamblea Extraordinaria para el 3 de Marzo de 1923, a fin de aprobar los estatutos, elaborados por una comisión encabezados por Francisco B Charlín y elegir a las nuevas autoridades que regirían el destino del Club San Fernando, además de su comisión de Foot-Ball.
La vieja cancha de fútbol y su sede social fueron hechas a pulmón. Su primera sede social funcionó en el vaporcito “Racha” que cansado de deambular por ríos y arroyos del Delta asentó su quilla en tierras anegadas del club, la mira de los socios en ese momento es llegar a orillas del Río Lujan para despertar la práctica del remo.
El fútbol fue la actividad promotora del Club San Fernando, puesto que uno de los clubes que se fusionó para formarlo, el Atlético San Fernando, contaba con una prestigiosa Primera división que intervenía en los campeonatos de la Asociación Argentina de Fútbol. El Atlético además de aportar el equipo de Primera división cedió todo su predio. Contribuyó, también, con otro aporte muy caro a nuestros sentimientos, su emblema con los colores azul, blanco, y verde que simboliza seriedad pureza y esperanza, adoptado como bandera por el Club San Fernando.
Don Juan Magaldi, el grande de nuestro Fútbol, fue quien logró el pase a Primera división en 1922, todo un sueño en aquella época cuando incorporó al excelente jugador “ el Negro Luis ” Luis Gregorio Pérez , al equipo de esa entidad .
Valga como anécdota: cuándo Don Juan le anunció al presidente del Atlético que tenía al “Negro Luis”, que jugaba en la tercera del Tigre Júnior, el presidente le manifestó que debía elegir entre traer al Negro o su continuidad en la presidencia. Magaldi con su alma ciento por ciento futbolera, le respondió “ mira yo prefiero traer al Negro para reforzar el equipo aunque vos dejes la presidencia” y así fue, por tal motivo se eligió un nuevo presidente.
En 1931 al implantarse al profesionalismo, el Club San Fernando decide, por asamblea, desafilarse de la Asociación Argentina de Futbol, cerrar un ciclo y dar paso a un fútbol de competencias internas con algunas incursiones en campeonatos organizados por federaciones amateurs o Inter-clubes.
En 1932 se afilia a la Unión Argentina de Fútbol, e inscribe tres equipos Primera y Segunda división y cadetes.
En 1950 se clasifica campeón del torneo de la Unión Argentina de fútbol.
En 1953 se realiza el primer torneo interno con una inscripción de equipos que rebalsa todos los cálculos previstos. Frente a semejante recepción la C.D. resuelve apartarse de los torneos de la Unión Argentina de Fútbol, ya que la mayoría de aficionados quedaban afuera por falta de competencias internas. El último equipo que participo en el profesionalismo lo integraban: Poggi, Rossi, De Vicente, Saint Estévez, Brizuela, Alonso, Girola, Ramos , Ferrara, Luppo y Poletti.
Entre los años 1954 y 1963 se realizan torneos internos separando los equipos por categorías. Esa modalidad de competencia se transformó en la principal actividad de este deporte y que llega hasta nuestros días.
En 1992 se inaugura el Quincho de Fútbol.
En 1993 artista plástico sanfernandino: Aloisi Ernesto crea un Logo de Fútbol.
En mis manos apretadas... se quedó.
Poseía una ilusión,
cuan hechizo quebrantadola fe se me perdió
tras la trágica agonía
que contrae al corazón,
por ver frustrada una pasión,
que crecía día a día...
y -de pronto- como pena desmayada,
en mis manos apretadas... se quedó.
Beatriz Zunino
FUENTE: Libro antológico de la poesía argentina - 1982 . Ed. CLAVE
Tinta: Juan Carlos Diotti
________________________________________________
El pájaro enjaulado
Esa jaula que te tiene tan callado,
esa jaula que niega de tus alas el volar,
esa jaula que ensordece tu silbido,
ella, es la culpable de tu mal.
Cuántos nidos has dejado más atrás
de los árboles, colgado tu soñar,
ellos fueron testigos del trigal,
del sonido de tu cálido trinar.
De tu alada belleza el plumaje,
era cántico sonoro campesino,
de tu oculta añoranza al paisaje
en tu jaula el recuerdo, hoy es tu amigo.
Esa jaula que te tiene tan callado,
esa jaula que niega de tus alas el volar,
esa jaula que ensordece tu silbido,
ella, es la culpable de tu mal.
Cuántos nidos has dejado más atrás
de los árboles, colgado tu soñar,
ellos fueron testigos del trigal,
del sonido de tu cálido trinar.
De tu alada belleza el plumaje,
era cántico sonoro campesino,
de tu oculta añoranza al paisaje
en tu jaula el recuerdo, hoy es tu amigo.
Beatriz Zunino
Fuente:Libro antológico de la poesía argentina. Ed. Clave
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Obras de artistas plásticos que colaboraron con Beatriz Zunino
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De la Revista Nosotros
FUENTE:
Revista “NOSOTROS para todos”
Editora y Directora Beatriz Zunino. Año 1 - Nº 1
Mayo y la historia oficial
Por Alberto Luis M. Noblia
Con obsesiva prolijidad la historia oficial argentina
reitera desde nuestra más “tierna infancia”,
algunos sucesos acontecidos en mayo de 1810,
mientras que con idéntica tenacidad
ha olvidado otros mucho más importantes.
Lo anecdótico:
Aquel día que “amaneció nublado y lluvioso” y cuando en la hoy Plaza de Mayo se encontraba “colmada” de señores que portaban desplegados “paraguas” prorrumpió un grupo de jóvenes autodenominados “Legión Infernal” siendo encabezados por Domingo French y Antonio Luis Berutti, quienes optaron por la premonitoria idea de repartir cintas celestes y blancas entre los presentes. Si bien es cierto que aquel 25 de mayo de 1810 debe haber amanecido nublado y lluvioso desee el momento que antes del mediodía llovió intensamente, lo que carece de total realidad es que el filantrópico reparto de cintas no ocurrió ese viernes, aconteció el 21 y lo más probable del caso es que no fueron celestes y blancas, como lo inmortalizó el historiador Bartolomé Mitre, sino que el color predominante fue el blanco, alos que los exaltados le pueden haber otra cinta de tono rojizo.
El desprevenido lector tiene todo el derecho de dudar de nuestras afirmaciones, desde el momento que la historia oficial le ha inculcado la presencia de French y Berutti con sus célebres cintas y cucardas celestiblancas, pasando a la historia como símbolos indelebles del 25 de mayo. Pero analicemos documentalmente nuestras afirmaciones con las antagónicas de la historia oficial. A pesar de las exhaustivas investigaciones no se ha encontrado documento alguno que justifique la añeja tradición, ¿y entonces cómo nació?; el creador de este mito, entre otros como el “Tambor de Tacuarí” y el heroico negro Falucho, fue Bartolomé Mitre quien se basó en antiguos recuerdos de su niñez que le proporcionó el ya anciano coronel José María Albariños en forma oral. Los dichos de mitre oficiaron de locomotora y detrás de ella se fueron enganchando los posteriores historiadores, hasta crear un casi infinito convoy carente de realidad pero solidificando una tradición, que pasó a ser historia, para arribar a ser célebre.
Continuando con lo posiblemente documental, existe una carta anónima que fue publicada por la Revista del Instituto Histórico y Geográfico de Uruguay (Tomo XII, págs. 94 a 97, Montevideo, 1943) que fue dirigida por un supuesto testigo presencial de los sucesos de mayo a Francisco Juanicó, y esta fechada en Buenos Aires, 26 de mayo de 1810. En esta misiva, en otras consideraciones , nos dice: “la mañana del lunes, Fren, Berutti (Oficial de las Cajas) y un Arsac, que no es nada, fueron a la Plaza como representantes delp ueblo, y repartieron retratos de Fernando 7º y unas cints blancas que la tropa (esto es los oficiales) traían en el sombrero y otros atadas en los ojales de la casaca que decían significar la unión de europeos y patricio, pero yo a ningún europeo la he visto, y ayer ya había una cinta roja encima que me dicen significa guerra y la blanca paz…”. Este documento es atribuido a la autoría de Ramón Manuel de Pazos y es sumamente digno aclarar que al mencionar el lunes se refería al día21. Además existe una media docena de otras cartas que atestiguan reafirmando en un todo la anteriormente transcripta.
Por su parte Juan Manuel Berutti, hermano del célebre repartidor filantrópico de “cintas celestes y blancas”, fue además un minucioso testigo de la época desde el momento que el 1º de enero de 1790 comenzó a volcar en un cuaderno los principales acontecimientos que iban sucediendo, día a día hasta el 1º de octubre de 1856llenando así 500 páginas repletas de acontecimientos históricos y que en muchos csos llegan a caer al chisme vulgar. Sin embargo este admirable testigo que contaba con 33 años de edad cuando estalló la Revolución de Mayo, no dejó asentado en su crónica la “histórica” actuación de su hermano, acto extraño que nos insta a dudar de la verdadera existencia de la acción.
Si todo lo antedicho fuera poco, debemos recordar que tanto French como Berutti nunca en su vida se jactaron de su carácter de pioneros en los colores patrios, ni en sus tumbas se colocó placa alusiva que perpetuara la paternidad pilogroma.
Tampoco se debe dejar de lado el informe de la “Comisión Informativa sobre los acontecimientos de los Símbolos Nacionales”, publicada por el Círculo Militar (21-12-938) bajo el título ”Franch y la divisa de Mayo”, en el que en una de sus partes hice; al referirse al 25: “French y Berutti lejos de actuar como precursores se hallaron a la zaga en ese día, fueron los últimos y no los primeros en vestir el emblema”.
COLOFON: De haber existido la acción histórica de French y berutti, también habría que hacer ingresar a la celebridad al eternamente omitido Arsac a pesar de que fuera un “don nadie”. De haber ocurrido helecho fue el lunes 21 y no el viernes 25; y de ser cierto el reparto de cintas, sus colores fueron de color blanco.
Lo desusado
Inglaterra antes de la Revolución practicó una doble política para Buenos Aires, por un lado apoya alas autoridades españolas por ser aliado de España, y por otra parte solapadamente está a favor de los revolucionarios. No recuerdo con asiduidad que el Virrey Cisneros había intimado a los comerciantes ingleses radicados en Buenos Aires a más tardar el 19 de mayo, pero los sucesos iniciados el día 21 prorrogaron la partida. En 1810 existía en la ciudad-puerto 124 comerciantes nacidos en Inglaterra, con un capital aproximado a 1.000.000 de libras esterlinas, y aunque no intervinieron directamente en los acontecimientos de mayo, salvo su apoyo al abogado Mariano Moreno, quién ejercía múltiples conexiones profesionales con ellos desde el momento que eran sus clientes, recibieron alborozados el nuevo ordenamiento político instituido por la Revolución a tal punto que el 10 de julio de 1810, un comité organizado por los comerciantes ingleses asentados en Buenos Aires agradeció por escrito a la Primera Junta la protección que dispensaba al comercio libre.
Ya para los primeros días de mayo se encontraba estacionada en el Plata una flotilla de guerra inglesa y el 27 del mismo mes cuando juraron en el Cabildo “reconocimiento y Obediencia” a la Junta diversas autoridades como el oidor del Rey, miembros del tribunal de cuentas y miembros de la real Audiencia, se encontraba presente en la Sala el comandante de las fuerzas británicas surtas en el río, Charles Montagu Fabián, acompañado por su oficialidad, mientras sus naves empavesadas hacían oír sus cañones a modo de salvas victoriosas. Más tarde, ya en la plaza, Fabián luego de presenciar en forma oficial el juramento de las tropas, inmediatamente brindó una arenga a los civiles y militares presentes.
También se olvida con facilidad que a los 4 días de instaurarse la Primera Junta envió a Londres como representante oficial a Matías de Irigoyen, quién s embarcó oficialmente en el bergantín de guerra inglés Mutine que estaba comandado por Montagu Fabián, el mismo que ordenó festejar con salvas de artillería la caída de Ciseros, presenció el juramento de los cabildantes y arengó en la plaza al pueblo y ejército porteño.
Difícilmente se recuerda que en marzo de 1810 los ingleses interceptaron en Río de Janeiro una nave que transportaba 2.000 fusiles a Buenos Aires en apoyo a Cisneros, y una vez derrocado éste el gobierno inglés remitió a la Junta porteña una partida de 1.000 similares armas de fuego, además Irigoyen fue comisionado para adquirir más en Londres.
Lo “recuerdos” y los “olvidos” son múltiples y por ser tema sumamente extenso nos hemos detenido en algunos que creemos clarificarán los conocimientos del lector. Los sucesos de mayo generalmente se relatan como acontecimientos políticos sin faltar los anecdóticos, disminuyendo los fundamentales factores económicos.
El Acta de Nuestra Independencia, ¿dónde está?
Hoy, corriendo el año 2010, el siguiente artículo no merece ninguna reflexión.Sólo puede dejar atónitos a quienes nos quedaba algo de la ilusión de ver una Patria soberana y ni una pizca de asombro-ante semejante suceso- ya que los argentinos estamos acostumbrándonos a mirar de soslayo los hechos de nuestra historia…
FUENTE : Revista” NOSOTROS para todos” – año 1 –Nº 3 – 1985
Editada y dirigida por Beatriz Zunino
UN SUCESO INCREIBLE DE NUESTRA HISTORIA
FUENTE : Revista” NOSOTROS para todos” – año 1 –Nº 3 – 1985
Editada y dirigida por Beatriz Zunino
UN SUCESO INCREIBLE DE NUESTRA HISTORIA
Por el Prof. Pedro Oscar Casas
Como es sabido, las actas originales de las sesiones del Congreso de Tucumán no existen. Según lo hemos explicado en varia oportunidades, los textos que se conocen son copias, y en parte la labor del Congreso ha sido reconstruida a través de las páginas de “El Redactor del Congreso Nacional”, de la “Gaceta de Buenos Aires” y otras publicaciones.
A fines de julio de 1816 las autoridades de la ilustre corporación enviaron varios pliegos de suma importancia al gobierno de Buenos Aires por intermedio de un correo militar: el oficial Cayetano Grimau. Dichos documentos consistían en las actas de las sesiones, oficios del gobernador cordobés José Javier Díaz dirigidos a Pueyrredón y –según algunos historiadores- nada menos que el acata original de la Declaración de la Independencia.
El mensajero militar no iba solo, estaba acompañado por un soldado, que el 31 de julio –estando ambos a la sazón en Córdoba- le manifestó la imposibilidad de proseguir la marcha por hallarse enfermo. Grimau, consciente de lo delicado de la misión, le pidió al gobernador que le facilitase un reemplazo, lo que el mandatario hizo “no con buena disposición” –según se desprende del sumario incoado con motivo de estos sucesos- enviándole un soldado que, según advirtió Grimau una vez reiniciada la marcha, carecía de armas.
En el trayecto, al ir de posta en posta, el joven Grimau (se trataba de un hombre de sólo 21 años, siendo su función habitual la de ayudante mayor del comandante del Regimiento Nº 8) se encontró con individuos extraños, uno de ellos un inglés. Grimau estaba a esta altura bastante receloso. Estaba desarmado, puesto que el único sable que tenía se le había roto; también estaba desramado su único guardia que, por otra parte le resultaba sospechoso; para peor, se topaba con sujetos singulares que parecían seguirlo.
El 2 de agosto, alas 10 de la mañana, Grima advirtió que otros viajeros iban cerca de él. Se trataba de los diputados Corro y Molina, acompañados por una comitiva. En determinado momento el personaje inglés subió al coche de los legisladores citados, conversando largamente con ellos. Luego se apeó y, sacando un trabuco, se lo puso al pecho de Grimau exigiéndole la entrega de los pliegos oficiales del Congreso. Fue inútil resistirse ante la amenaza contra su vida. Los papeles pasaron de mano y el inglés se retiró con los diputados. Hasta el soldado abandonó a Grimau, alegando que, producido el despojo de los documentos ya no tenía sentido su presencia.
El suceso estaba enmarcado por circunstancias enigmáticas y confusas. El soldado desertor se reunió finalmente con el extraño inglés y Grimau optó vista la inutilidad de cualquier esfuerzo, por seguir hacia Buenos Aires, informando ante el gobierno de las extraordinarias circunstancias vividas.
Se ordenó, naturalmente, una investigación. Grimau fue arrestado y sometido a proceso militar. Los papeles existentes a este respecto en el Archivo General de la Nación son bastante poco explícitos. La Comisión Militar Permanente –en la cual actuó como juez/fiscal el capitán Manuel J. Cossio- dictó finalmente sentencia, con la firma de Marcos Balcarce, el 8 de noviembre de 1816. Por ella se decretaba la libertad de Grimau, publicándose su inocencia “para que no quede mancillado su honor”.
Se ponía en claro, aparentemente, que el enigmático inglés no era tal, ya que se llamaba José García y era un oficial al servicio de Artigas. Asimismo, que los diputados Corro y Molinas parecían complicados en el asunto. Pero ni en ese entonces ni hoy, a 169 años de aquel escandaloso suceso, pudieron recuperarse los preciosos documentos del Congreso de Tucumán.
En el año 1976 se incrementó la esperanza de poder reunir nuevamente esa valiosa documentación cuando un ciudadano anónimo entabló negociaciones por intermedio del Arzobispo de La Plata , monseñor Antonio José Plaza, afirmando que tenía en su poder varios libros “in folio” que habían pertenecido al mencionado Congreso y que estaba dispuesto a desprenderse de ese material mientras se guardara el anonimato sobre su identidad. Se aceptaron las condiciones pero, lamentablemente, al estudiarse el material entregado se comprobó que si bien el mismo es documentación de la época no pertenecía al Congreso en cuestión. En consecuencia, hasta el día de hoy los argentinos carecemos del acta original de nuestra independencia.
Como es sabido, las actas originales de las sesiones del Congreso de Tucumán no existen. Según lo hemos explicado en varia oportunidades, los textos que se conocen son copias, y en parte la labor del Congreso ha sido reconstruida a través de las páginas de “El Redactor del Congreso Nacional”, de la “Gaceta de Buenos Aires” y otras publicaciones.
A fines de julio de 1816 las autoridades de la ilustre corporación enviaron varios pliegos de suma importancia al gobierno de Buenos Aires por intermedio de un correo militar: el oficial Cayetano Grimau. Dichos documentos consistían en las actas de las sesiones, oficios del gobernador cordobés José Javier Díaz dirigidos a Pueyrredón y –según algunos historiadores- nada menos que el acata original de la Declaración de la Independencia.
El mensajero militar no iba solo, estaba acompañado por un soldado, que el 31 de julio –estando ambos a la sazón en Córdoba- le manifestó la imposibilidad de proseguir la marcha por hallarse enfermo. Grimau, consciente de lo delicado de la misión, le pidió al gobernador que le facilitase un reemplazo, lo que el mandatario hizo “no con buena disposición” –según se desprende del sumario incoado con motivo de estos sucesos- enviándole un soldado que, según advirtió Grimau una vez reiniciada la marcha, carecía de armas.
En el trayecto, al ir de posta en posta, el joven Grimau (se trataba de un hombre de sólo 21 años, siendo su función habitual la de ayudante mayor del comandante del Regimiento Nº 8) se encontró con individuos extraños, uno de ellos un inglés. Grimau estaba a esta altura bastante receloso. Estaba desarmado, puesto que el único sable que tenía se le había roto; también estaba desramado su único guardia que, por otra parte le resultaba sospechoso; para peor, se topaba con sujetos singulares que parecían seguirlo.
El 2 de agosto, alas 10 de la mañana, Grima advirtió que otros viajeros iban cerca de él. Se trataba de los diputados Corro y Molina, acompañados por una comitiva. En determinado momento el personaje inglés subió al coche de los legisladores citados, conversando largamente con ellos. Luego se apeó y, sacando un trabuco, se lo puso al pecho de Grimau exigiéndole la entrega de los pliegos oficiales del Congreso. Fue inútil resistirse ante la amenaza contra su vida. Los papeles pasaron de mano y el inglés se retiró con los diputados. Hasta el soldado abandonó a Grimau, alegando que, producido el despojo de los documentos ya no tenía sentido su presencia.
El suceso estaba enmarcado por circunstancias enigmáticas y confusas. El soldado desertor se reunió finalmente con el extraño inglés y Grimau optó vista la inutilidad de cualquier esfuerzo, por seguir hacia Buenos Aires, informando ante el gobierno de las extraordinarias circunstancias vividas.
Se ordenó, naturalmente, una investigación. Grimau fue arrestado y sometido a proceso militar. Los papeles existentes a este respecto en el Archivo General de la Nación son bastante poco explícitos. La Comisión Militar Permanente –en la cual actuó como juez/fiscal el capitán Manuel J. Cossio- dictó finalmente sentencia, con la firma de Marcos Balcarce, el 8 de noviembre de 1816. Por ella se decretaba la libertad de Grimau, publicándose su inocencia “para que no quede mancillado su honor”.
Se ponía en claro, aparentemente, que el enigmático inglés no era tal, ya que se llamaba José García y era un oficial al servicio de Artigas. Asimismo, que los diputados Corro y Molinas parecían complicados en el asunto. Pero ni en ese entonces ni hoy, a 169 años de aquel escandaloso suceso, pudieron recuperarse los preciosos documentos del Congreso de Tucumán.
En el año 1976 se incrementó la esperanza de poder reunir nuevamente esa valiosa documentación cuando un ciudadano anónimo entabló negociaciones por intermedio del Arzobispo de La Plata , monseñor Antonio José Plaza, afirmando que tenía en su poder varios libros “in folio” que habían pertenecido al mencionado Congreso y que estaba dispuesto a desprenderse de ese material mientras se guardara el anonimato sobre su identidad. Se aceptaron las condiciones pero, lamentablemente, al estudiarse el material entregado se comprobó que si bien el mismo es documentación de la época no pertenecía al Congreso en cuestión. En consecuencia, hasta el día de hoy los argentinos carecemos del acta original de nuestra independencia.
EL GARDEL que no queremos conocer
Con algo del lunfardo de Minguito Tinguitela
y para comprender con el diccionario de Gobelo,
esta nota de Maximiliano (seudónimo) no tiene una sola palabra para dejar de apreciar.
Sólo para los que saben más allá de la fachada histórica que dejaron nuestros personajes -de los famosos o de los célebres- estas letras, más que para despertar el interés de los curiosos, son para enriquecer los conocimientos muertospor la falta de comunicación…
EL GARDEL que no queremos conocer
Por Maximiliano
FUENTE : Revista” NOSOTROS para todos” – año 1 –Nº 2 – 1985 – Editada y dirigida por Beatriz Zunino
El 24 de junio de 1935 –hace exactamente 50 años- cae un avión en Medellín (Colombia), escala del vuelo de Bogotá a Calí,
como es por todos conocido en el accidente muere Carlos Gardel
y sus acompañantes (menos uno).
El desastre inicia uno de los mitos “intocables” de la Argentina ,
tomándose como característica de eterno.
Desaparece el Gardel físico y en ese mismo momento
nace otro Gardel, el mítico.
Su muerte es tan misteriosa como su nacimiento, salvo que de su fallecimiento sabemos con certeza el lugar geográfico. ¿Pero dónde nació? La polémica sigue latente y cada investigador “crea” su teoría. Nosotros propones otra. ¿Nació verdaderamente Gardel? Cuando escuchamos su voz grabada con los sistemas arcaicos de la época, comenzamos a dudar de su existencia.¿Es human haber cantado como él, en ese instante con y con valorizaciones de futuro, que nos hace sentirlo presente?.
El tiempo tiene su tiempo para recordar y en la mayoría de los casos para OLVIDAD. Porque el olvido es parte del tiempo, si no fuera así, sería presente. Y Gardel sigue testarudamente presente en mentes y oídos argentinos, ¿Nació Gardel? No sabemos. ¿Murió Gardel?. Sí sabemos, porque ¡Gardel no murió!. Es parte incluyente de la Argentina y en mayor caso de Buenos Aires. Un noctámbulo tanguero de horas idas y de vinos incitan a la fácil filosofía (filosofía al fin) de bodegón en vías de extinción, de mesa de madera con huellas talladas de pasado; afirma: “Qué me venís con la segunda fundación de Buenos Aires de Juan de Garay”. “A mí batime de la tercera, la de Gardel” ¡No me parles del yoyega!” “Chamuyame del Carlitos”.
Carlos Romualdo Gardex arribó a Buenos Aires cuando fenecía el siglo asado, época inmigración masiva de “tanos” que se radicaban en la Boca , con nostalgias peninsulares
y beleidades de fundar una república Independiente, pero mamá Gardex (Doña Berta) buscó otro lugar, lejos de las canzonetas y más cerca de los “cielitos”, “triunfos” y “vidalas” que partían de las gargantas de los changarines criollos del abasto. Ahí comenzó la niñez del futuro ídolo palpando lo nuestro y estudiado en el Colegio Pio IX teniendo como compañero nada menos que a Ceferino Namuncurá. Dos jovencitos que desconocían su futuro de máximos exponentes del sentir popular. Ambos perduran en el querer de la nacionalidad. La patria no se hace con eslogans inculcados, nace, crece y… perdura en con sentimientos. Porque ella misma, la esencia es lo perdurable con vaticinios de infinito.
Gardel se va formado en ese abasto de rudos peones, con ancestrales arraigos de conocer sus limitaciones cerebrales y no el de “industrializados” inmigrantes de transplantes físicos e ideológicos que se radican en el Riachuelo y de ideas anarquistas. Ese es Gasrdel; ¿francés?., ¿uruguayo?, pero al final argentino, Gardel se hace a la vida tan cerca del Obelisco como la misma distancia que existe de este y la Boca , co la sola diferencia que entre criollos.
Hijo de una viuda, o madre soltera, es el producto lógico de la educación que da la “lleca” a pesar de los frailes que le enseñan a cantar junto a Namuncurá. El uno está para el cielo, el otro se queda acá en la Tierra , pero ambos “eternos”. En las fotos pegadas en los espejos de los colectivos, en el anverso de los almanaques de todos aquellos que no quieren rendirse frente al avance destructor de la propaganda inculcada económicamente. Gardel, Namuncurá y la Virgencita de Luján, tienen y tendrán el “altar” de sensibleras expansiones de sencilleces populares.
Gardel y la política
El, como cualquiera, debe vivir en un momento político, ¿Cuál? La ascensión al poder de la clase media y a los estratos máximos de la vida nacional. Se eleva el cantor en el
mismo momento que el radicalismo. Porque Gardel también es clase popular y, como al yrigoyenismo, porque a él también lo marean las “altas esferas” olvidándose de su sano nacimiento para insensibilizarse co lo fastuoso de los triunfos que en políticas será representado por Alvear. Sí, el Gardel del abasto, de barrio pobre (pero argentino), el de turbio prontuario policial (sin descartar su “naca” en Ushuaia), sigue la evolutiva comparza del tiempo-político. Se acomoda en los desfallecientes “conversas” cantando en los comités y prostíbulos del aristocrático Bartolomé y empieza a quedar más atrás su clase-media radical. Lejos quedó aquello de “soy del partido de todos”… “Pero vayanlo sabiendo SOY HOMBRE DE LEANDRO ALEM”. Ahora Gardel no es más Carlitos, empieza a ser Don Carlos el de la voz que canta al lado de Ruggerito, el del gatillo. Distinta música para un solo fin, el “fraude patriótico”. No piensa más en la explotación de las mujeres como “chomas”, ahora es “macro”, y sigue surgiendo con los cándidos apoyos populares. Está en la “buena” en el “cabaruti” ya no es más “punto” es suya y le juega a ganador sin perder. Se acabó el “rioba” de la “misiadura”, eso qudó atrás, los “robus” le roban la “guitarra” con bandera verde. Terminó el “mus” o el “codillo” y el “feca” fiado por el “galaico”, ahora se coea con la “crema”. Las burbujas del champagne (leerlo como se escribe) y, las “namis diqueras” de la noche porteña afrancesada, hacen ingrato el recuerdo del carlón de “ronga” en el boliche de la esquina. No existe más el abasto. Ahora el Palermo nocturno y el “trocen” de “cajetillas”, “fiolos” y “pebetas” es su mundo. Trasplantado Gardel sigue su vida en un lujo que desconcoció en su niñez, al igual que su Buenos Aires querido, ambos nacieron pobres para convertirse en nuevos ricos. Porque Gardel está de la mano de la ciudad porque es parte de ella y no puede estar ajeno a su evolución. La lujuria, lo fatuo, lo vano, se encarnan en el hijo modesto de la ciudad también modoesta. Son iguales también teniendo el obelisca do cordón umbilical. El “macró” arrabalero corta el cordón y como buen producto del deslumbrante alvearismo la Ciudad Luz en su próxima meta.Deja el disfraz de “esmoquin” que compró de “segunda” en la “cañita” para deslumbrar ala gente “chic” del “trocen” y se empilcha de gaucho como argentino “for export” para la “gilada que la chamuya en francés”. Sus éxitos so superados por más éxitos y el Gardel cantor de prostíbulos y de comités, ahora usa la “gola” para grandes escenarios. Ya no actúa delante del caudillo “pianta-votos”, los reyes son más importantes. Pero no todo ha muerto en él, todavía perdura el “macro” y así engancha a la “jovata” dueña de la fábrica de cigarrillos ingleses “Craven A”. Ella le financiará las películas de Hollywood a otro nuevo Gardel, el refinado, delgado y de jaqué. Se torna,Gardel, autor de las canciones que interpreta, gracias a la “varita mágica” del brasileño Le Pera.
Ha llegado a la cúspide y desde las alturas la perspectiva es distinta, por ello cuando es derocado el presidente Yrigoyen le dedica una “Marcha Patriótica” al triunfante general Uriburu y entonó con reiteración la panegírica “Viva la Patria ” canción que comparaba el golpe de Estado del 6 de setiembre de 1930 con el 25 de Mayo de 1810.
El mimetismo de Gardel explica por qué García Márquez nunca logró conciliar su imagen con su voz, expresando: “Nunca pude creer y no lo creo todavía, que aquel hombre de sonrisa ortopédica, vestido de etiqueta y con el pelo pavimentado, podía ser el mismo que cantaba los tangos más hermosos”.
Pero el pueblo que él olvidó, a él no lo olvida acompañándolo en su majestuoso sepelio. Así y todo, con defectos y virtudes, Gardel sigue siendo el UNICO, quizá porque dentro de casi todos los argentinos existe el espíritu de “ganador” y mirando su foto creemos que nos encontramos ante un espejo.
y para comprender con el diccionario de Gobelo,
esta nota de Maximiliano (seudónimo) no tiene una sola palabra para dejar de apreciar.
Sólo para los que saben más allá de la fachada histórica que dejaron nuestros personajes -de los famosos o de los célebres- estas letras, más que para despertar el interés de los curiosos, son para enriquecer los conocimientos muertospor la falta de comunicación…
EL GARDEL que no queremos conocer
Por Maximiliano
FUENTE : Revista” NOSOTROS para todos” – año 1 –Nº 2 – 1985 – Editada y dirigida por Beatriz Zunino
El 24 de junio de 1935 –hace exactamente 50 años- cae un avión en Medellín (Colombia), escala del vuelo de Bogotá a Calí,
como es por todos conocido en el accidente muere Carlos Gardel
y sus acompañantes (menos uno).
El desastre inicia uno de los mitos “intocables” de la Argentina ,
tomándose como característica de eterno.
Desaparece el Gardel físico y en ese mismo momento
nace otro Gardel, el mítico.
Su muerte es tan misteriosa como su nacimiento, salvo que de su fallecimiento sabemos con certeza el lugar geográfico. ¿Pero dónde nació? La polémica sigue latente y cada investigador “crea” su teoría. Nosotros propones otra. ¿Nació verdaderamente Gardel? Cuando escuchamos su voz grabada con los sistemas arcaicos de la época, comenzamos a dudar de su existencia.¿Es human haber cantado como él, en ese instante con y con valorizaciones de futuro, que nos hace sentirlo presente?.
El tiempo tiene su tiempo para recordar y en la mayoría de los casos para OLVIDAD. Porque el olvido es parte del tiempo, si no fuera así, sería presente. Y Gardel sigue testarudamente presente en mentes y oídos argentinos, ¿Nació Gardel? No sabemos. ¿Murió Gardel?. Sí sabemos, porque ¡Gardel no murió!. Es parte incluyente de la Argentina y en mayor caso de Buenos Aires. Un noctámbulo tanguero de horas idas y de vinos incitan a la fácil filosofía (filosofía al fin) de bodegón en vías de extinción, de mesa de madera con huellas talladas de pasado; afirma: “Qué me venís con la segunda fundación de Buenos Aires de Juan de Garay”. “A mí batime de la tercera, la de Gardel” ¡No me parles del yoyega!” “Chamuyame del Carlitos”.
Carlos Romualdo Gardex arribó a Buenos Aires cuando fenecía el siglo asado, época inmigración masiva de “tanos” que se radicaban en la Boca , con nostalgias peninsulares
y beleidades de fundar una república Independiente, pero mamá Gardex (Doña Berta) buscó otro lugar, lejos de las canzonetas y más cerca de los “cielitos”, “triunfos” y “vidalas” que partían de las gargantas de los changarines criollos del abasto. Ahí comenzó la niñez del futuro ídolo palpando lo nuestro y estudiado en el Colegio Pio IX teniendo como compañero nada menos que a Ceferino Namuncurá. Dos jovencitos que desconocían su futuro de máximos exponentes del sentir popular. Ambos perduran en el querer de la nacionalidad. La patria no se hace con eslogans inculcados, nace, crece y… perdura en con sentimientos. Porque ella misma, la esencia es lo perdurable con vaticinios de infinito.
Gardel se va formado en ese abasto de rudos peones, con ancestrales arraigos de conocer sus limitaciones cerebrales y no el de “industrializados” inmigrantes de transplantes físicos e ideológicos que se radican en el Riachuelo y de ideas anarquistas. Ese es Gasrdel; ¿francés?., ¿uruguayo?, pero al final argentino, Gardel se hace a la vida tan cerca del Obelisco como la misma distancia que existe de este y la Boca , co la sola diferencia que entre criollos.
Hijo de una viuda, o madre soltera, es el producto lógico de la educación que da la “lleca” a pesar de los frailes que le enseñan a cantar junto a Namuncurá. El uno está para el cielo, el otro se queda acá en la Tierra , pero ambos “eternos”. En las fotos pegadas en los espejos de los colectivos, en el anverso de los almanaques de todos aquellos que no quieren rendirse frente al avance destructor de la propaganda inculcada económicamente. Gardel, Namuncurá y la Virgencita de Luján, tienen y tendrán el “altar” de sensibleras expansiones de sencilleces populares.
Gardel y la política
El, como cualquiera, debe vivir en un momento político, ¿Cuál? La ascensión al poder de la clase media y a los estratos máximos de la vida nacional. Se eleva el cantor en el
mismo momento que el radicalismo. Porque Gardel también es clase popular y, como al yrigoyenismo, porque a él también lo marean las “altas esferas” olvidándose de su sano nacimiento para insensibilizarse co lo fastuoso de los triunfos que en políticas será representado por Alvear. Sí, el Gardel del abasto, de barrio pobre (pero argentino), el de turbio prontuario policial (sin descartar su “naca” en Ushuaia), sigue la evolutiva comparza del tiempo-político. Se acomoda en los desfallecientes “conversas” cantando en los comités y prostíbulos del aristocrático Bartolomé y empieza a quedar más atrás su clase-media radical. Lejos quedó aquello de “soy del partido de todos”… “Pero vayanlo sabiendo SOY HOMBRE DE LEANDRO ALEM”. Ahora Gardel no es más Carlitos, empieza a ser Don Carlos el de la voz que canta al lado de Ruggerito, el del gatillo. Distinta música para un solo fin, el “fraude patriótico”. No piensa más en la explotación de las mujeres como “chomas”, ahora es “macro”, y sigue surgiendo con los cándidos apoyos populares. Está en la “buena” en el “cabaruti” ya no es más “punto” es suya y le juega a ganador sin perder. Se acabó el “rioba” de la “misiadura”, eso qudó atrás, los “robus” le roban la “guitarra” con bandera verde. Terminó el “mus” o el “codillo” y el “feca” fiado por el “galaico”, ahora se coea con la “crema”. Las burbujas del champagne (leerlo como se escribe) y, las “namis diqueras” de la noche porteña afrancesada, hacen ingrato el recuerdo del carlón de “ronga” en el boliche de la esquina. No existe más el abasto. Ahora el Palermo nocturno y el “trocen” de “cajetillas”, “fiolos” y “pebetas” es su mundo. Trasplantado Gardel sigue su vida en un lujo que desconcoció en su niñez, al igual que su Buenos Aires querido, ambos nacieron pobres para convertirse en nuevos ricos. Porque Gardel está de la mano de la ciudad porque es parte de ella y no puede estar ajeno a su evolución. La lujuria, lo fatuo, lo vano, se encarnan en el hijo modesto de la ciudad también modoesta. Son iguales también teniendo el obelisca do cordón umbilical. El “macró” arrabalero corta el cordón y como buen producto del deslumbrante alvearismo la Ciudad Luz en su próxima meta.Deja el disfraz de “esmoquin” que compró de “segunda” en la “cañita” para deslumbrar ala gente “chic” del “trocen” y se empilcha de gaucho como argentino “for export” para la “gilada que la chamuya en francés”. Sus éxitos so superados por más éxitos y el Gardel cantor de prostíbulos y de comités, ahora usa la “gola” para grandes escenarios. Ya no actúa delante del caudillo “pianta-votos”, los reyes son más importantes. Pero no todo ha muerto en él, todavía perdura el “macro” y así engancha a la “jovata” dueña de la fábrica de cigarrillos ingleses “Craven A”. Ella le financiará las películas de Hollywood a otro nuevo Gardel, el refinado, delgado y de jaqué. Se torna,Gardel, autor de las canciones que interpreta, gracias a la “varita mágica” del brasileño Le Pera.
Ha llegado a la cúspide y desde las alturas la perspectiva es distinta, por ello cuando es derocado el presidente Yrigoyen le dedica una “Marcha Patriótica” al triunfante general Uriburu y entonó con reiteración la panegírica “Viva la Patria ” canción que comparaba el golpe de Estado del 6 de setiembre de 1930 con el 25 de Mayo de 1810.
El mimetismo de Gardel explica por qué García Márquez nunca logró conciliar su imagen con su voz, expresando: “Nunca pude creer y no lo creo todavía, que aquel hombre de sonrisa ortopédica, vestido de etiqueta y con el pelo pavimentado, podía ser el mismo que cantaba los tangos más hermosos”.
Pero el pueblo que él olvidó, a él no lo olvida acompañándolo en su majestuoso sepelio. Así y todo, con defectos y virtudes, Gardel sigue siendo el UNICO, quizá porque dentro de casi todos los argentinos existe el espíritu de “ganador” y mirando su foto creemos que nos encontramos ante un espejo.
Futbol: el reverso de la moneda
Todo sigue igual y, a muchos años de que el extinto y legendario
Horacio García Blanco, escribió este artículo (1985-2010)
nos encontramos con un panorama similar o peor,
porque esa realidad de “barbarie” –como él bien la llama-
ya se extendió en forma masiva y entró en los hogares
afectando a todos por igual.
Mientras algunos argentinos se sientan bajo la higuera,
a la espera de una apertura de conciencia global,
otros nos ponemos a trabajar para que la cosa cambie.
Y es responsabilidad de cada cual
ubicarse en la tribuna que más le quede cómoda…
Por Horacio García Blanco
FUENTE : Revista” NOSOTROS para todos”
Año 1 –Nº 1 – 1985 – Editada y dirigida por Beatriz Zunino
Esa imagen sonriente, eufórica, rica en alegría, sana por una victoria limpia, es la que queríamos siempre para nuestro futbol. Esa imagen de los chicos Sub-16 que alcanzaron el título sudamericano. Esa que provocó la conmoción de la gente por ver un futbol distinto, que transpiraba alegría y transmitía creación.
Es que estamos contaminados de violencia, de actitudes sucias y ventajeras, de presiones “competitivas” y de hinchas que no son hinchas, que han encontrado en las tribunas y en las calles que circundan nuestros estadios de futbol, el campo propicio par desatar su propia batalla. La batalla despiadada del robo, del insulto, de la descarga de sus bajos instintos. Una lacra que nos lastima…
Una lacra que cada vez es más grande, que nuclea a más marginados sociales y delincuentes de mayor cuantía. Es mentira que son unos pocos. Ya son muchos, cada vez son más. Antes era simplemente un grupito. Ahora no. Pero además, aun siendo todavía abrumadora minoría los que gestan, hayan cada vez más socios en los que de pronto se encuentran con la posibilidad de descargar su broncas contenidas de tantas frustraciones, de tanto ir barranca abajo en un país que les prometió mucho… y no les dio nada.
Y es entonces que se hacen socios de los “otros”. Aunque después lloren su arrepentimiento, aunque después en sus casas sientan sacudir su alma por la vergüenza de haberse asociado a la barbarie.
Esa es la gran diferencia entre estos y aquellos. Aquellos se ufanan y preparan el asalto próximo. Estos otros no. Estos sufren y se avergüenzan.
Pero… ¿saben una cosa? Tengo miedo que a los chicos también los contamine el medio. Les quite la alegría. Los urja de preocupación de saber que en esta sociedad lo único importante es ganar.
Y muchos de ustedes se estarán preguntando… ¿qué tiene que ver la imagen de los chicos con la violencia en las tribunas? Mucho. Es como el reverso de la moneda.
Los violentos que quisieron seguir su obra de miedo, en los primeros partidos de esta selección, se tuvieron que retirar. No encontraron eco. La gente, la “otra” gente, iba a los estadios para lograr algo que le estaba haciendo mucha falta: divertirse, gozar con el espectáculo. No iba con sus broncas a cuestas. La acción policial hizo lo demás.
Alguna vez los argentinos volveremos a ser como fuimos. ¿Nos dejarán? Ojalá que sí. Y entre otras cosas, volveremos, seguramente que volveremos a los estadios de futbol con la pasión que el futbol ha despertado en nuestro país. Pero sanos de violencias,,. dispuestos a la tristeza por la derrota y a la alegría si nuestro equipo gana. Pero convencidos de que el futbol es un juego. Un lindo juego como el que desplegaban estos chicos del Sub-16. Un juego que transmitiendo su alegría a la tribuna, colaborará para que los delincuentes y violentos se vayan de una vez por todas…
Educación por el arte
Por Beatriz Zunino
FUENTE: Revista y guía de cultura BARRIOS DE ARTE
Marzo 1983 – Año 2 – Nº 7 –Ediciones Hualem
IMEPA es una institución cultural formalmente establecida para el estudio y el reconocimiento de los valores creativos, como fundamento al desarrollo intelectual de quienes –a través del arte- ponen en funcionamiento toda su capacidad creadora, reactivando las posibilidades de manifestarse íntegramente y que deben cumplir tanto el niño como el adulto.
El Sr. RAMON A. LEMA ARAUJO, rector del INSTITUTO MUNICIPAL DE EDUCACION POR EL ARTE, puso de manifiesto la esencial importancia que reviste esta tendencia educativa para la formación íntegra del individuo; haciendo hincapié en la educación del niño y del adolescente, columna fundamental para su posterior desenvolvimiento.
Para tener una idea concisa de la importancia del arte en la educación, debemos primordialmente definirlo: Ella es la forma concreta, aunque subjetiva, que le permite a su cultor vivir y crecer en armónica comunicación con todo lo que es vital para él y puede manifestarlo a través de los versos o las imágenes producto de su imaginación o percepción, logrando –que éste- se sienta ya no aislado del mundo que lo rodea, sino formando parte del mismo.
La enseñanza artística logrará la educación mediante la búsqueda de la forma, despertando y develando las personalidades con la expulsión de toda su fuerza interior.
Si bien cualquier arte es un conocimiento íntimo, es también una aventura que posibilita comunicar la emoción o el pensamiento dándole forma según sea la observación que determinó el deseo de expresarlo. Así, el arte es un placer que tiende a obrar espontáneamente, en un medio donde las exigencias diarias dejan poco margen a la personalidad.
FUENTE: Revista y guía de cultura BARRIOS DE ARTE
Marzo 1983 – Año 2 – Nº 7 –Ediciones Hualem
IMEPA es una institución cultural formalmente establecida para el estudio y el reconocimiento de los valores creativos, como fundamento al desarrollo intelectual de quienes –a través del arte- ponen en funcionamiento toda su capacidad creadora, reactivando las posibilidades de manifestarse íntegramente y que deben cumplir tanto el niño como el adulto.
El Sr. RAMON A. LEMA ARAUJO, rector del INSTITUTO MUNICIPAL DE EDUCACION POR EL ARTE, puso de manifiesto la esencial importancia que reviste esta tendencia educativa para la formación íntegra del individuo; haciendo hincapié en la educación del niño y del adolescente, columna fundamental para su posterior desenvolvimiento.
Para tener una idea concisa de la importancia del arte en la educación, debemos primordialmente definirlo: Ella es la forma concreta, aunque subjetiva, que le permite a su cultor vivir y crecer en armónica comunicación con todo lo que es vital para él y puede manifestarlo a través de los versos o las imágenes producto de su imaginación o percepción, logrando –que éste- se sienta ya no aislado del mundo que lo rodea, sino formando parte del mismo.
La enseñanza artística logrará la educación mediante la búsqueda de la forma, despertando y develando las personalidades con la expulsión de toda su fuerza interior.
Si bien cualquier arte es un conocimiento íntimo, es también una aventura que posibilita comunicar la emoción o el pensamiento dándole forma según sea la observación que determinó el deseo de expresarlo. Así, el arte es un placer que tiende a obrar espontáneamente, en un medio donde las exigencias diarias dejan poco margen a la personalidad.
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