De la Revista Nosotros


FUENTE:
Revista “NOSOTROS para todos”
Editora y Directora Beatriz Zunino. Año 1 - Nº 1


Mayo y la historia oficial
Por Alberto Luis M. Noblia

Con obsesiva prolijidad la historia oficial argentina
reitera desde nuestra más “tierna infancia”,
algunos sucesos acontecidos en mayo de 1810,
mientras que con idéntica tenacidad
ha olvidado otros mucho más importantes.


Lo anecdótico:

Aquel día que “amaneció nublado y lluvioso” y cuando en la hoy Plaza de Mayo se encontraba “colmada” de señores que portaban desplegados “paraguas” prorrumpió un grupo de jóvenes autodenominados “Legión Infernal” siendo encabezados por Domingo French y Antonio Luis Berutti, quienes optaron por la premonitoria idea de repartir cintas celestes y blancas entre los presentes. Si bien es cierto que aquel 25 de mayo de 1810 debe haber amanecido nublado y lluvioso desee el momento que antes del mediodía llovió intensamente, lo que carece de total realidad es que el filantrópico reparto de cintas no ocurrió ese viernes, aconteció el 21 y lo más probable del caso es que no fueron celestes y blancas, como lo inmortalizó el historiador Bartolomé Mitre, sino que el color predominante fue el blanco, alos que los exaltados le pueden haber otra cinta de tono rojizo.

El desprevenido lector tiene todo el derecho de dudar de nuestras afirmaciones, desde el momento que la historia oficial le ha inculcado la presencia de French y Berutti con sus célebres cintas y cucardas celestiblancas, pasando a la historia como símbolos indelebles del 25 de mayo. Pero analicemos documentalmente nuestras afirmaciones con las antagónicas de la historia oficial. A pesar de las exhaustivas investigaciones no se ha encontrado documento alguno que justifique la añeja tradición, ¿y entonces cómo nació?; el creador de este mito, entre otros como el “Tambor de Tacuarí” y el heroico negro Falucho, fue Bartolomé Mitre quien se basó en antiguos recuerdos de su niñez que le proporcionó el ya anciano coronel José María Albariños en forma oral. Los dichos de mitre oficiaron de locomotora y detrás de ella se fueron enganchando los posteriores historiadores, hasta crear un casi infinito convoy carente de realidad pero solidificando una tradición, que pasó a ser historia, para arribar a ser célebre.

Continuando con lo posiblemente documental, existe una carta anónima que fue publicada por la Revista del Instituto Histórico y Geográfico de Uruguay (Tomo XII, págs. 94 a 97, Montevideo, 1943) que fue dirigida por un supuesto testigo presencial de los sucesos de mayo a Francisco Juanicó, y esta fechada en Buenos Aires, 26 de mayo de 1810. En esta misiva, en otras consideraciones , nos dice: “la mañana del lunes, Fren, Berutti (Oficial de las Cajas) y un Arsac, que no es nada, fueron a la Plaza como representantes delp ueblo, y repartieron retratos de Fernando 7º y unas cints blancas que la tropa (esto es los oficiales) traían en el sombrero y otros atadas en los ojales de la casaca que decían significar la unión de europeos y patricio, pero yo a ningún europeo la he visto, y ayer ya había una cinta roja encima que me dicen significa guerra y la blanca paz…”. Este documento es atribuido a la autoría de Ramón Manuel de Pazos y es sumamente digno aclarar que al mencionar el lunes se refería al día21. Además existe una media docena de otras cartas que atestiguan reafirmando en un todo la anteriormente transcripta.

Por su parte Juan Manuel Berutti, hermano del célebre repartidor filantrópico de “cintas celestes y blancas”, fue además un minucioso testigo de la época desde el momento que el 1º de enero de 1790 comenzó a volcar en un cuaderno los principales acontecimientos que iban sucediendo, día a día hasta el 1º de octubre de 1856llenando así 500 páginas repletas de acontecimientos históricos y que en muchos csos llegan a caer al chisme vulgar. Sin embargo este admirable testigo que contaba con 33 años de edad cuando estalló la Revolución de Mayo, no dejó asentado en su crónica la “histórica” actuación de su hermano, acto extraño que nos insta a dudar de la verdadera existencia de la acción.

Si todo lo antedicho fuera poco, debemos recordar que tanto French como Berutti nunca en su vida se jactaron de su carácter de pioneros en los colores patrios, ni en sus tumbas se colocó placa alusiva que perpetuara la paternidad pilogroma.

Tampoco se debe dejar de lado el informe de la “Comisión Informativa sobre los acontecimientos de los Símbolos Nacionales”, publicada por el Círculo Militar (21-12-938) bajo el título ”Franch y la divisa de Mayo”, en el que en una de sus partes hice; al referirse al 25: “French y Berutti lejos de actuar como precursores se hallaron a la zaga en ese día, fueron los últimos y no los primeros en vestir el emblema”.

COLOFON: De haber existido la acción histórica de French y berutti, también habría que hacer ingresar a la celebridad al eternamente omitido Arsac a pesar de que fuera un “don nadie”. De haber ocurrido helecho fue el lunes 21 y no el viernes 25; y de ser cierto el reparto de cintas, sus colores fueron de color blanco.

Lo desusado
Inglaterra antes de la Revolución practicó una doble política para Buenos Aires, por un lado apoya alas autoridades españolas por ser aliado de España, y por otra parte solapadamente está a favor de los revolucionarios. No recuerdo con asiduidad que el Virrey Cisneros había intimado a los comerciantes ingleses radicados en Buenos Aires a más tardar el 19 de mayo, pero los sucesos iniciados el día 21 prorrogaron la partida. En 1810 existía en la ciudad-puerto 124 comerciantes nacidos en Inglaterra, con un capital aproximado a 1.000.000 de libras esterlinas, y aunque no intervinieron directamente en los acontecimientos de mayo, salvo su apoyo al abogado Mariano Moreno, quién ejercía múltiples conexiones profesionales con ellos desde el momento que eran sus clientes, recibieron alborozados el nuevo ordenamiento político instituido por la Revolución a tal punto que el 10 de julio de 1810, un comité organizado por los comerciantes ingleses asentados en Buenos Aires agradeció por escrito a la Primera Junta la protección que dispensaba al comercio libre.

Ya para los primeros días de mayo se encontraba estacionada en el Plata una flotilla de guerra inglesa y el 27 del mismo mes cuando juraron en el Cabildo “reconocimiento y Obediencia” a la Junta diversas autoridades como el oidor del Rey, miembros del tribunal de cuentas y miembros de la real Audiencia, se encontraba presente en la Sala el comandante de las fuerzas británicas surtas en el río, Charles Montagu Fabián, acompañado por su oficialidad, mientras sus naves empavesadas hacían oír sus cañones a modo de salvas victoriosas. Más tarde, ya en la plaza, Fabián luego de presenciar en forma oficial el juramento de las tropas, inmediatamente brindó una arenga a los civiles y militares presentes.

También se olvida con facilidad que a los 4 días de instaurarse la Primera Junta envió a Londres como representante oficial a Matías de Irigoyen, quién s embarcó oficialmente en el bergantín de guerra inglés Mutine que estaba comandado por Montagu Fabián, el mismo que ordenó festejar con salvas de artillería la caída de Ciseros, presenció el juramento de los cabildantes y arengó en la plaza al pueblo y ejército porteño.

Difícilmente se recuerda que en marzo de 1810 los ingleses interceptaron en Río de Janeiro una nave que transportaba 2.000 fusiles a Buenos Aires en apoyo a Cisneros, y una vez derrocado éste el gobierno inglés remitió a la Junta porteña una partida de 1.000 similares armas de fuego, además Irigoyen fue comisionado para adquirir más en Londres.

Lo “recuerdos” y los “olvidos” son múltiples y por ser tema sumamente extenso nos hemos detenido en algunos que creemos clarificarán los conocimientos del lector. Los sucesos de mayo generalmente se relatan como acontecimientos políticos sin faltar los anecdóticos, disminuyendo los fundamentales factores económicos.